EN MEMORIA DE
JAVIER IGNACIO CABODEVILLA ESLAVA, ganadero y agricultor de Tabar.
Javier Cabodevilla Eslava, nació en Tabar hace 64 años, en casa IRIGOYEN, dentro del seno familiar formado por D. Eladio Cabodevilla y Dña. Sabina Eslava. Eladio vino a Tabar desde Artáiz para casarse
con Sabina Eslava a casa Irigoyen.
Tuvieron este primer hijo Javier, y un segundo, Fernando, completando el conjunto familiar
y ambos con su capacidad, coordinación y entrega, marcaron el resto de sus vidas ligados a una explotación agrícola-ganadera.
Excolegial de Lecároz, era alumno aventajado, (según palabras de D. Fernando Berástegui de Artajona), aprovechaba las vacaciones para trabajar con esfuerzo y entrega durante estos periodos. Terminados sus estudios posteriores,
apareció en Tabar, para enfocar de una manera distinta, más empresarial, la explotación familiar existente, formada por un pequeño rebaño de ovino y una agricultura más boyante, éste era el binomio.
En estos momentos, inicié una relación profesional con Javier y el resto de la familia. En ella, entraba de forma destacaba la tía
Trini, factor muy importante dentro del elenco y desarrollo de la explotación familiar, báculo indispensable para Javier y protectora de sus sobrinos. Gran bondad, total entrega y fuerza hercúlea.
Allí atrás quedaron las cercas de Aizpe, sus roturaciones y siembras posteriores, el corral viejo, de piedra, donde empezamos a movernos en compañía
de D. Augusto Echeverría y donde se forjaron grandes ilusiones, una gran amistad y colaboración. Hacer borrón y cuenta nueva no era fácil, en aquel ambiente, el reto era muy fuerte, pero tus convicciones mayores.
Corral nuevo de Aizpe. Con él se rompieron todos los moldes existentes y previsibles; y tú, con la misma fuerza, con más entrega y
cada día con más demandas, exigencias y conocimiento, te erigías como el alma mater del conjunto.
Todo lo
maltrecho que era aquel rebaño de partida, se iba convirtiendo en un rebaño, sano, productivo y digno de encomio. Empezaba a ser el rebaño referencia en muchos aspectos para Navarra y de otras muchas comunidades.
Tus visitas a los entes particulares y oficiales, se han prodigado en aras del reconocimiento tanto de unos, como de otros. Tu vestimenta, por todos conocida,
garantizaba tu identificación y postín, la pulcritud y porte lo garantizaban. Definías perfectamente, que se puede ser ganadero, independiente de sus formas, no renunciabas a demostrar tu gran gestión técnica y económica
y sentabas precedente con tus relatos.
Tus inquietudes y demandas estaban por delante de la mayoría de ganaderos y los
técnicos, encantados de participar en esa andadura, que poco a poco, se convirtió en un reto terrible y una realidad tangible. Vuestro proyecto actual, (Javier y Fernando), se ha convertido en un hito para pocos alcanzable. Ahí queda.
Este camino profesional te dejó tiempo para manifestar tus afectos y sentimientos más profundos. Encontraste el amor, Conchi Ollo, fue quien
te llevó a compartir lo mejor de vuestras vidas e ilusiones. En esta faceta, desconocida para muchos, quiero hacer hincapié. Eras afable, cariñoso, simpático, generoso y agradecido. Generoso en casa y fuera, y con todos
aquellas personas que han girado a tu alrededor y han buscado una palabra de apoyo y consenso en sus decisiones. Agradecido, todavía guardo en mis recuerdos y de forma presencial la raqueta maravillosa que me regalaste.
En este momento, quiero manifestar mi tristeza, mi gratitud, pero más todavía, mi reconocimiento de valía hacia Javier. Todo ello, con
fuerza, quiero transmitir a su mujer Conchi, sus hijos Ion y Aitor y hermano Fernando, que han tenido en su esposo, padre y hermano, un gran profesional y una gran persona. Que el camino marcado, sirva para tener el recuerdo y cariño de
los que vayáis a seguir en la andadura.
Conchi, tienes una familia larga y estupenda que te arropa y dos pilares férreos
donde pondrás el mayor peso y demanda, y unos amigos que podemos ser pequeños catalizadores del conjunto. Gracias Javier por haberte conocido y gracias a todos los tuyos.
Pedro Bañales, amigo