1912, 29 de noviembre en Pamplona.
CORRESPONDENCIA ENTRE EL OBISPO DE PAMPLONA Y LA SAGRADA CONGREGACIÓN DEL CONCILIO ACERCA DE LA VENTA DE ORNAMENOS
(CAJA 303, Nº 25)
"…Tabar, una capa nueva, una capa buena antigua. Casullas una nueva, una regular, cinco ordinarias…, Una casulla antigua fondo rojo tejido de tapiz en oro y sedas del siglo XIII.
Un medallón de capa blanca, tapiz, sedas de color con una imagen de san Juan Bautista y un corderillo del siglo XV.
Un medallón de capa blanca tapiz en oro y sedas de colores con imagen de la Virgen y el Niño del siglo XIII.
Una cortina de Sagrario de color rojo de poco mérito.
(estos objetos están depositados en el Palacio del Sr. Obispo de Pamplona por orden del mismo).
Una cajita de madera antigua para los óleos (que se le entregó al Sr. Obispo).
Este inventario está firmado el 19 de abril de
1901
por Regino Arbizu Ayala, presbítero".
Regino Arbizu, cura que fue de Tabar, denuncia en 1912, que el actual cura de Tabar, Teodoro Echarri, quiso entregarle, de parte del Obispo, 250 pesetas por los objetos depositados en el Obispado en 1901, siendo Arbizu cura de Tabar y éste no aceptó el dinero.
Arbizu dijo: "Anticuarios y arqueólogos han valorado en mucho más los ornamentos antiguos de la iglesia de Tabar".
Regino denuncia a José López Mendoza, Obispo de Pamplona, en nov. 1912, enviando un escrito a la Sgda. Congregación del Concilio, en Roma.
Ésta cita a declarar al Obispo de Pamplona por esta acusación y otras varias consistentes en la venta de objetos sagrados de distintas parroquias de Navarra.
El Obispo responde que colaborará, pero que no cree en la denuncia anónima, (estaba firmada por R. A.), pues pueden ser numerosas personas las que se escondan bajo esas iniciales.
Al final, la Sgda. Congregación envía un delegado a Pamplona para informarse y tomar declaración al Obispo y a otras personas.
La denuncia prospera, así como otras similares por la misma causa, desde distintos pueblos de Navarra, contra el mismo Obispo, el cual presenta la renuncia en ese momento, pero no prosperó por causas complejas de intereses políticos del momento.
(López Mendoza, fraile agustino, fue Obispo de Pamplona desde 1.899 hasta 1922).
Higinio Barado, párroco de Allo escribe al Sr. Obispo así: "Excmo. e Ilmo.: Sr. Obispo de Pamplona:
Mi respetable y muy apreciable Prelado. Ahí le mando cumplimentado el encargo que en su grata que recibí ayer, me confiaba V.E.
Lo reconoció enseguida como suyo el anónimo y lo firmó sin poner reparo alguno, y ¿cómo no iba a reconocerlo?; ¡Cuánto abusamos de la bondad de nuestro Prelado!
La carta quedó en que él se la dirigiría a V.E. directamente. Ya lo sé que no necesita V.E. que yo le diga tenga indulgencia con ese desgraciado, porque lo grande de su corazón, nos hace abusar en esa forma, pero no obstante creo , a ese buen señor le falta algún tornillo en su cabeza; conmigo se porta bien y está formal, pero no dejo de comprender en sus modales y conversaciones que es algo chiflado.
Si en los designios de V.E. tiene dispuesto hacerle sufrir traslado, acuérdese de lo que hablamos respecto del coadjutor de Isaba, me haría un gran papel.
En la nueva parroquia me va bien; alguno está un poco retraído por la amistad y simpatía que el ecónomo tenía con ellos, pero son pocos.
Estos días estamos haciendo una novena de rogativa para alcanzar agua, tan necesitada para estos pobres labradores.
Aprovecho gustoso esta ocasión para saludar afectuosamente a V.E. y felicitarle el año nuevo. Queda siempre e incondicionalmente a las órdenes de V.E. Este último de sus capellanes y s. s. q.b.s.m.
Higinio Barado. Párroco".
(Ésta es una carta en la que se ve cómo el cura Barado le da "coba" a su Obispo, despreciando al trasladado y castigado Arbizu).
Existen diversas circulares de la Comisión de Monumentos históricos y artísticos de Navarra en las que se insiste a los curas y alcaldes de los pueblos de Navarra que cuiden y velen por la conservación de los objetos de valor antiguos que poseen las Iglesias.
"En esta patriótica disposición, la corporación Foral, autoridad digna y paternal del pueblo navarro, alza su voz muy respetable y recomienda a todos sus administrados que secunden y coadyuven a la acción altruista de esta Comisión de Monumentos, en orden a la conservación de nuestra riqueza artística y arqueológica, vestigios venerados que a costa de cualesquiera sacrificio debemos preservar, defender y retener, si en algo estimamos la memoria de nuestros antepasados ilustres por su fe o su talento, su abnegación, heroísmo o amor patrio y si todavía nos resta un sentimiento de admiración hacia el Arte y la Historia de Navarra...
" (Boletín Oficial, nº 107 del 1 de septiembre de 1919). Sigue expresando esta circular:
"A pesar de los consejos incesantemente prodigados y de otra Circular de esta Comisión que con asentimiento del Excmo. e Ilmo. Sr. Obispo de la Diócesis se insertó en el Boletín Eclesiástico del 23 de agosto de 1902, nº 926, hemos sabido en repetidas ocasiones, con amarga pena, que el general desconocimiento, deslumbrado por el brillo de unas monedas, sigue originando la extinción de nuestra primogenitura artística, por lo cual dimos conocimiento de tan exacerbada tendencia y deshonrosos hechos a la Excma. Diputación Foral y Provincial, la cual reconociendo la razón y justicia de nuestra querella, ha acogido con su patriótico apoyo la demanda de esta Comisión, llamando con la voz de su autoridad a los más nobles sentimientos del pueblo que administra con maternal cariño y haciendo suyas nuestras excitaciones a la reflexión y a la propia dignidad del pueblo navarro..." (firma esta circular Julio Altadil, vicepresidente de la Comisión).
A partir de las denuncias en los medios de comunicación del momento y de particulares como el que fue cura de Tabar, Regino Arbizu, la Comisión de Monumentos históricos y artísticos de Navarra solicitó del Obispo una relación de los objetos vendidos.
Hasta el mismo gobernador civil intervino en el asunto, aunque no se encuentra copia de la solicitud enviada por éste al Obispo.